Como sigo la actualidad a una distancia más que prudente, la semana pasada videe “Los Crímenes de Oxford” (LCO) y me quedé pajarito.
¿Álex, qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho? ¿Dónde está aquel tipo que convenció al puto maricón para que le produjese su primer largo? Largo que, para mayor muestra de vascuences atributos, estaba protagonizado por tullidos intergalácticos.
Probablemente LCO es la peor película que he visto en los últimos cinco años. Y les aseguro que escribo esto con semblante sombrío y corazón sufriente. Yo era incondicional del gordo, hasta en sus momentos más bajos nos dejaba perlitas. Pero esta vez no, esta vez ha sido el Vacío.
Cuando se estrenó LCO las críticas no fueron buenas, pero tampoco demoledoras. Esta tibiez de la crítica impresa me olía a chamusquina, algo no cuadraba. Nadie quería mojarse. Una vez visto el engendro, puedo decir que el gordo ha aprovechado bien estos años: los críticos comen de su mano.
Si LCO hubiese sido firmada por, qué sé yo, Ron Howard, le hubiesen llovido los palos por todos los ángulos. Desconozco la incidencia que tienen los criticastros en la taquilla, pero me da en la tocha que si se trata de películas españolas, algo influyen (aunque seguramente no mucho). Así las cosas, creo que el gordo ha sabido encontrar su (gran) hueco en la pseudoindustria cinematográfica patria.
En fin: Los Crímenes de Oxford es un PUTO DESASTRE. No tiene ni principio, ni nudo, ni desenlace. Es trágicamente mala, una sucesión de imágenes con menos sentido que el zapping de un epiléptico borracho. No sé. He sentido pena.
Pero seamos optimistas, confiemos en que el gordo volverá a regalarnos alguna perlita, confiemos en que sepa escupirle a la industria, confiemos en que adelgace y levante su paquidérmico trasero y se ponga a rodar una película como solía hacer. ¡Álex, vuelve a nos!
¿Álex, qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho? ¿Dónde está aquel tipo que convenció al puto maricón para que le produjese su primer largo? Largo que, para mayor muestra de vascuences atributos, estaba protagonizado por tullidos intergalácticos.
Probablemente LCO es la peor película que he visto en los últimos cinco años. Y les aseguro que escribo esto con semblante sombrío y corazón sufriente. Yo era incondicional del gordo, hasta en sus momentos más bajos nos dejaba perlitas. Pero esta vez no, esta vez ha sido el Vacío.
Cuando se estrenó LCO las críticas no fueron buenas, pero tampoco demoledoras. Esta tibiez de la crítica impresa me olía a chamusquina, algo no cuadraba. Nadie quería mojarse. Una vez visto el engendro, puedo decir que el gordo ha aprovechado bien estos años: los críticos comen de su mano.
Si LCO hubiese sido firmada por, qué sé yo, Ron Howard, le hubiesen llovido los palos por todos los ángulos. Desconozco la incidencia que tienen los criticastros en la taquilla, pero me da en la tocha que si se trata de películas españolas, algo influyen (aunque seguramente no mucho). Así las cosas, creo que el gordo ha sabido encontrar su (gran) hueco en la pseudoindustria cinematográfica patria.
En fin: Los Crímenes de Oxford es un PUTO DESASTRE. No tiene ni principio, ni nudo, ni desenlace. Es trágicamente mala, una sucesión de imágenes con menos sentido que el zapping de un epiléptico borracho. No sé. He sentido pena.
Pero seamos optimistas, confiemos en que el gordo volverá a regalarnos alguna perlita, confiemos en que sepa escupirle a la industria, confiemos en que adelgace y levante su paquidérmico trasero y se ponga a rodar una película como solía hacer. ¡Álex, vuelve a nos!
Por cierto: no, ni siquiera la watling en delantal arregla el desaguisado.