viernes, 6 de febrero de 2009

La imaginación al poder

Ya me disculparán, pero sigo leyendo el libro “Colapso” de Jared Diamond y continuo quedándome patidifuso ante la gran inventiva de muchas civilizaciones a la hora de aplicar dolor y muerte. Y es que el ser humano es un bicho de recursos.

Los pacíficos mayas eran realmente ingeniosos con sus prisioneros. Aparte de las clásicas decapitaciones y destripamientos, ataban las extremidades de los cautivos a una gran bola de piedra de modo que el cuerpo quedase extendido y arqueado sobre ella y, a continuación, la arrojaban por las largas escalinatas de las pirámides que ahora reciben hordas de turistas en la Riviera Maya. Cuando la bola llegaba al suelo, imaginen como había quedado el cuerpo del galeote.
También en Mesoamérica, los totonacas (la actual Veracruz, México) en ocasiones sacrificaban niños pequeños para extraerles la sangre, la cual era mezclada con semillas para hacer una pasta la cual era comida entre los adultos. Qué merendola.
Un poco más al sur, en la actual Colombia, vivieron los muiscas, cuyos sacerdotes criaban de tanto en tanto a un niño como persona sagrada y a los quince años era llevado a un templo y atado a un poste de piedra para luego hacerlo morir a flechazos, arrancarle el corazón y ofrecérselo al sol. Sí, estos eran más clasicotes.

Aunque menos famosos, en Europa también teníamos civilizaciones dedicadas a esto de aplacar la ira de los dioses y pedir buenas cosechas. Los celtas eran una de ellas. Si bien a la hora de realizar sacrificios humanos eran bastante ordinarios (decapitaciones, apaleamientos, etc.) no puedo dejar de mencionar un ritual que conllevaba el sacrificio de un animal y era toda una oda a la imaginación: La coyunda del rey con el caballo. Este rito consistía en la reunión de todo el pueblo para ver como el futuro rey copulaba con una yegua. Una vez finalizaba el hermoso acto, la yegua era sacrificada ante el regocijo general. El cuerpo de la yegua se descuartizaba cuidadosamente, haciendo un guiso con la carne del animal hervida en agua. Se dejaba enfriar el guiso, y dentro se metía el futuro rey para bañarse dentro. Mientras tomaba el baño, comía los trozos de carne de yegua, y los presentes participaban en el banquete. Cuando la carne se acababa, y para culminar el rito de coronación al rey, el rey se tenía que beber el agua del caldo sin ayuda de recipientes ni cucharas. El coito entre el rey y el caballo simbolizaba la fertilidad del país y la fortuna de los reinos ¡Bravo!

13 comentarios:

Guybrush dijo...

Dirán lo que quieran del McDonalds, pero el caldito equino con líquido seminal real no tiene tampoco una pinta excesivamente apetecible ni salubre.

El Hombre de la Pústula dijo...

Maravilloso, edificante, ilustrativo, y hasta diría que estimulante.

Tanto presumir de Inquisición e instrumentos de tortura cuando en otras épocas y lugares no tenían nada que envidiar en cuanto a hijueputez y ocurrencia.

¡Siga así!

Folks dijo...

Pues a mi nene le damos lavativas de tungsteno y no hace de vientre.

Nina Raval dijo...

Estanli, ¿por qué lees esas cosas?

Portrait dijo...

Yo ahora mismo llevo una camiseta de mundo celta que me hace sentir orgullosos.

Milgrom dijo...

Si quiere un bello compendio de maneras de hacer daño al personal, le recomiendo el Malleus Malleficarum, manual de dos sacerdotes alemanes en el que se venía a contar como torturar a las víctimas para que al final confesaran que eran brujas/os.

Áltamente divertente!!

hijoeputa dijo...

Si, la verdad es que yo creo que torturas como las de la inquisición no serán nunca superadas. aunque lo de la bola esta gracioso.

estifen quinj dijo...

Esto no hace más que refrendar la extendida teoría de que los humanos somos mezquinos y crueles de nacimiento.
Excelente texto camarada, siga con tan hermosas lecturas para seguir ilustrando este nuestro amasijo de palabras.

Mr Blogger dijo...

ES que las torturas de la inquisisión no eran para provocar dolor, eran para liberar el alma del pobre reo. Bastante alejadas de estas torturas de los infieles salvajes

Anónimo dijo...

Coño!, pero quésesto... ¿Desde la Ijnorancia o la puta Muy interesante?, mendiós!


Maese, Cuvric, haga el favor de rectificarse!!!


Wismstoo

Mi prima fuma de ésa marca...

Porterodelantero dijo...

Interesante blog. Veo que tratáis temas que me apasionan con un sesgo humorístico. Brindo por vosotros.

Notad que todas estas atrocidades que describís no las hicieron las personas: las hicieron los dioses encarnados en el brujo, chamán o medium de turno. Sería un error juzgar a generaciones pasadas desde nuestras visión plenamente postmoderna. Ellos vivían en otra verdad. En otro mundo, de hecho.

Os invito a visitar mis dos blogs: el de pensar y el de dibujar.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Ay, definitivamente, no valdría para verdugo. Si hubiese vivido entre los celtas, me habrían utilizado de yegua. Un alivio vivir entre postmodernos de mierda, sólo tengo que consumir y, como me decía hoy un vagabundo a las puertas del Opencor, levantar España. ¿Cómo se hace eso?, necesito asesoramiento y viagra equina.

Anónimo dijo...

Excelente post mis mas cordiales felicitaciones, me ha gustado mucho su blog, un cordial saludo.