martes, 4 de noviembre de 2008

Potorrismo y picotismo: breve perspectiva psico-social y nuevos retos ante el fenómeno Swinger

Durante las últimas semanas los excelsos, eminentes y garbosos blogs Con opinión de todo y Pruebas de Estupidez han llevado una exhaustiva labor de documentación sobre algunos de los fenómenos psico-sociales que, de forma preeminente en los últimos años, juegan un papel importante a la hora de adjudicar roles y posiciones dentro del grupo. Efectivamente: hablo de picotismo y potorrismo.

Como muchos de ustedes ya sabrán, el potorrismo es el culto que guía la vida de Portrait y Cía. Ellos explican muy bien en qué consiste tal ontología y qué consecuencias tiene en la vida de los devotos potórricos y los nuevos conversos. Como cualquier paradigma de conducta, el potorrismo tiene su antítesis, acertadamente denominada como picotismo. Así pues, tras la detenida y minuciosa lectura de CODT, cabe destacar que los devotos potórricos practican un amable, aunque ferviente, proselitismo. De este modo la gnosis del potorrismo se fundamenta, paradójicamente, en constantes arremetidas a su antítesis conductual, precisando, a su vez, de la no desaparición picotistica para preservar su propio pábulo.

Por otro lado, y como reconocido expicoto, Milgrom lleva una valiosa labor de divulgación del picotismo, rompiendo tabúes y, a la vez, desmitificando la mala fama que sobre la conducta picota vierte el potorrismo. De este modo, y tras una pormenorizada lectura de los últimos posts de Milgrom y una profunda reflexión de los mismos, podemos concluir que el pagafantismo (véase 1, 2 y 3 para más información) es una causa indefectible para el desarrollo de una conducta picota. Cabe precisar, sin embargo, que a pesar de ser condición sine cua non para desarrollar un comportamiento picoto, no es un factor de inevitable causalidad. O dicho de otro modo: ser un pagafantas no implica convertirse en picoto, pero todo picoto ha sido pagafantas.

Hasta este punto existe un consenso más o menos mayoritario: mientras que el potorrismo tiene un fundamento colonizador, expansivo; el picotismo se cimienta en el inmovilismo.

Bertín Osborne, devoto potórrico, y Pilar Bardem, famosa por su picotismo. Ambas conductas no entienden de ideologías políticas, aunque a primera vista no lo parezca.


Sin embargo, existe un fenómeno creciente en los últimos años que está haciendo tambalear los cimientos de la Eterna Antítesis de las dos Pés: me refiero al Swingerismo. El fenómeno swinger hunde sus raíces en una época altamente potórrica como son los años 60, y se enmarca en la pseudofilosofía New Age (excelentemente descrita por Michel Houellebecq en su magistral novela Las Partículas Elementales). Así pues, un superficial vistazo nos puede hacer pensar que el fenómeno swinger es un paso más en la conducta potórrica. Pero no. Esto no es posible. Si he interiorizado bien los escritos fundacionales del potorrismo –y creo haberlo hecho- puedo afirmar, de facto, que el swingerismo choca frontalmente con la conducta potórrica. Esta afirmación se hace obvia, cristalina como el rocío mañanero, tan sólo echando un vistazo a cualquier página web swinger. Vean los bajos niveles de follabilidad que provocan los interfectos. Para los swingers, el fin justifica los medios, y su fin no es otro que meterla en caliente, independientemente de los niveles potórricos del otro. Es más, son incapaces de generar apretura. A las fotos les vuelvo a remitir.
Así pues, no creo descabellado afirmar que el fenómeno swinger es una cortina de humo lanzada por algún poderoso lobby pagafantas-picoto con el fin de dinamitar el expansionismo potórrico, atacando directamente a su flanco más débil: el nivel estético-físico de sus integrantes.
En definitiva, estamos asistiendo, señores, a un silencioso enfrentamiento a nivel conductivista de consecuencias imprevisibles. ¿Qué nos deparará el futuro? Nadie lo sabe.

Este breve informe está dedicado CODT y PdE, dos libérrimos y genialoides blog.