miércoles, 25 de junio de 2008

¡Yo he venido a hablar de mi libro!

Está muy bien tener aspiraciones en esta vida. Un objetivo por el que luchar, algo en lo que creer. Es muy fácil distinguir de un somera ojeada a los que no las tienen: desnortados y vacilantes, jamás destacan en nada y suelen convertirse en tipos que se agrisan con el flujo del tiempo, pues de veras no sienten eso que llaman vocación. Es para mi esta gente digna de todo respeto y admiración, por su sencillez y sinceridad con la vida, esa pécora.

En el otro extremo del espectro están los que sí tienen aspiraciones, o sea, Los Aspirantes. Curiosamente todos anhelan ser Alguien Importante en un ámbito determinado, pero no en cualquier ámbito. Por ejemplo, jamás conoceréis a nadie cuyo objetivo sea convertirse en director del Departamento de Limpieza del Ayuntamiento de Guarromán (Almería). No, Los Aspirantes tienen entre ceja y ceja tareas mucho más elevadas, ya sea a nivel creativo, crematístico o de aglutinamiento de poder. Ellos aspiran a ser un emblemático arquitecto, o el mejor futbolista, o director creativo de la mayor agencia publicitaria de occidente, o un pintor que venda sus cuadros en vida, o presidente del gobierno, o un cantante latino (independientemente de que haya nacido en Vladivostok)... y cosas así, queridos. Los productores de OT saben muy bien de lo que hablo.

Así las cosas, el pocho mundo de la literatura no se libra de tener a sus particulares y simpáticos aspirantes. La mayoría de estos candidatos a escritores son frágiles seres desorbitados de la realidad, forasteros de un mundo que no está hecho a su medida, por lo que deciden crear el suyo propio. Y es ésta, sin duda, una pulsión irrefrenable y dañina en la mayoría de las ocasiones.
Como es lógico, entre esta banda de auteurs inéditos, están aquellos que tienen talento y aquellos que no, aunque ellos están seguros de que sí. La tragedia está servida. Centrémonos, pues, en este segundo grupo de locos, los más adorables, por cierto.

El advenimiento de la internec primero, y los blogs después, les ha servido a estos frágiles y simpáticos personajes tener una herramienta para la difusión de sus obras inimaginable antaño, una oportunidad de publicación masiva que, evidentemente, no han dejado pasar. La ecuación es sencilla: delicado espíritu de juntaletras sin talento + blogspot.com = blognovela.

Tras una profunda investigación (unos cuantos gungleos) en el proceloso mar de las virtualidades, aquí les dejo una muestra del hermético multiverso de las blognovelas:

Abel Ruiz Rubio es el autor de http://www.squizophrenia.net/, una suerte de diario-novela en la que se narra “la increíble transformación que sufre su protagonista”. Con un tono aséptico y burocrático, Abel pretende retratar el hartazgo vital que impregna el día a día del protagonista mediante una sucesión de tedios y sombrías imágenes que, para mí, se tornan en una suerte de sierra partiendo un tronco.



Chinasky, cuánto daño has hecho



El autor de http://diarioestupefaciente.com/, es un rebelde con causa que nos cuenta cuán salvajes son sus días y cómo fue capaz de abandonar una vida que le hacía sentirse como una pieza más dentro del Sistema. Él logró salir de la Matrix y ahora su visión de la realidad es límpida y cristalina. En sus propias palabras: “Considero que es ahora cuando llevo una vida realmente interesante, con gran abanico de matices. Hay muchas cosas de mi devenir que tienen carácter gracioso, increíble, de película, dignas de ser contadas”. Todo un campeón.

La autora asturiana MC Mendoza nos maravilla con su blog http://mcmendoza.blogspot.com/2007/06/regina-irae.html. Si bien no se trata de una blognovela, si nos ofrece varios fragmentos de su épica serie de fantasía, vampiros y piruletas “Regina Irae”, una novela-río que consta de cuatro (4) tochazos de narcóticos efectos para el lector. Destacar que tras escribir esta Magna Obra, MC Mendoza ha conseguido publicar en papel una de sus novelas, “La Hermandad de los Elegidos”, en la que conjuga hábilmente los códigos detectivescos con oscuras conspiraciones por parte de tétricas y milenarias sociedades secretas, alejándose completamente de las tendencias actuales más comerciales.
En palabras de la autora, se trata de “una novela en la línea del mejor thriller, llena de aventura, misterio, romance y humor, que nos conducirá por los enclaves mágicos de Europa (el Midí francés, Glastonbury, Oviedo, entre otros), y atrapará al lector hasta el inesperado desenlace, que pone al descubierto las verdaderas raíces de la naturaleza divina y da una vuelta de tuerca al más inspirador de los mitos de Occidente...” Casi nada.




¡Ser escritor de éxito es fácil!


El autor de http://www.365novela.blogspot.com/ nos propone un experimento. Crear un post por cada día del año. Cada post corresponde al capítulo de una novela o algo así. Nuestro enfant terrible, este arquitecto de las palabras y el tiempo, logra crear un engendro bastante raro. Y además es latinoamericano, con lo que esto significa, estilísticamente hablando. Misticismo y trascendencia. Flipa, wey.

Nunca sabremos si http://ellayel.bitacoras.com/ fue escrita a dos manos o fue perpetrada por una sola mente criminal y anónima, pero está claro que nunca será terminada. Esta blognovela se autodefine como la “Historia de un Hombre y una Mujer con vidas y destinos distintos... pero con historias que parecen cortadas con la misma tijera...”. Una especie de crossover entre Danielle Steele y Pastel de Nata Adulterada. ¡Para ver las estrellas!

http://nuncaserasuficiente.wordpress.com/ es la blognovela de los argentinos (groar!) Camela, Diego Magno, Ligeia y Akenaton. Mezcla de goticismo, añoranzas y pesares, su lectura se parece mucho a los métodos de tortura empleados en la dictadura argentina.

http://diariomutante.blogspot.com/ o Resident Guale, es una blognovela referencial. Basada libremente en la saga de videojuegos Resident Evil y escrita por otro de nuestros amigos latinoamericanos, nos introduce de lleno en un mundo de terror y sangre donde se cuestionan conceptos tales como la inmortalidad, el sabor de los sesos o el Destino con D mayúscula. Plagada de frases lapidarias y aforismos perturbados (El destino de cada uno está escrito en un blog por el Maestro de las Marionetas. Sólo deben buscarlo en Google), esta blognovela también cuenta con la opinión del público, pues tras cada capítulo plantea a los lectores qué hacer, cual novela de Elige tu propia aventura. ¡La posmodernidad!

En el caso de http://loscuadernosdejana.wordpress.com/, de Luis Lucena Canales, creo que es mejor leer la sinopsis del propio autor: “Los cuadernos de Jana narra la historia de un periodista que harto de su vida en la gran ciudad (Madrid) regresa a su ciudad natal en Andalucía (Jaén) donde encuentra unos cuadernos escritos por una misteriosa mujer llamada Jana. A partir de aquí inicia un viaje al fondo de sí mismo que cambia por completo su visión del mundo.
La historia se desenvuelve en dos ámbitos paralelos y análogos: el mundo de los sueños que conecta con el inconsciente colectivo de la humanidad y que se remonta a la primera religiosidad humana, el chamanismo primordial en su encuentro con las cosmovisiones neolíticas. Partiendo de sus arquetipos y símbolos se narra el viaje iniciático del protagonista, la aventura del héroe contenida en las leyendas y mitos de las cosmovisiones originarias de los pueblos antiguos, indígenas y tradicionales”
Qué, ¿ya tienen ganas de leerla, verdad?


Como pueden ver, los destalentados somos legión. Proclives a las ensoñaciones, planeamos sobre la realidad sin darnos cuenta de nuestra absoluta falta de competencia en las cosas literarias; de frustración en frustración, cual yonkis desnortados. Así pues, mando mi apoyo y ánimo a todos aquellos atroces juntaletras para que no cejen nunca de vomitar sus bilis más sinceras. Yo voy a seguir haciéndolo.

sábado, 21 de junio de 2008

Ang, yo te apoyo.

Siguiendo la nueva línea del bloj de hacer los postos por indignación tras visionado de peli, aquí estoy yo con mi enorme decepción tras "El increíble Hulk".

Esto va a ser muy cortito, voy a soltar unas cuantas florecillas y yastá. Pues Ang Lee fue poco menos que vapuleado por su versión del anabolizado verde, y vale, se metió en una charca, pero trató de hacer una película con personalidad y que rompiera con el estilo que se le estaba dando allá por 2003 al cine de superhéroes, porque la Masa no es un superhéroe convencional. Además, a pesar de que la historia era una ray(ll)ada, le metió un montaje rollo cómic que me pareció brutal y no sé porque nadie más ha seguido (la pantalla dividida en viñetas, las llamativas cortinillas, etc...).

Pues ahora llega una nueva versión, cinco años después, con la que están diciendo "queremos borrar tu puto rastro sobre este personaje Ang Lee", y aunque a mí me encantó la primera, me vendo muy rápido y me encanta Edward Norton, así que fui al estreno con toda la ilusión.

Y atención:

Si la versión de 2003 pecaba de querer tener demasiada personalidad, esto es la película más vacía e impersonal que he visto en años. Podemos ver escenas de: King Kong, Cloverfield, Godzilla, Spiderman, Matrix, ¡Alien! ¿Qué adjetivo nunca le pondrías a Hulk? ¿Sigiloso, sutil? Bueno, pues atento a cuando se transforma la primera vez y muérete de vergüenza ajena.

Si entrara en un análisis sesudo, cosa que ni sé hacer ni haría aunque supiera, me pondría hablar de los cutresecundarios que aparecen y desaparecen, de la castaña de guion y mil cosas indignantes más.

"Vale, me da igual, mientras sea entretenida" ¡NO! es que encima no es entretenida, no es una piedra insoportable pero está a años luz en entretenimiento de, por ejemplo, Iron Man.


Soltado queda.

P.D. ¡Si hasta la cara de Abominación es igual que la de los vampiros de Soy Leyenda!

lunes, 16 de junio de 2008

El gordo está demasiado gordo

Como sigo la actualidad a una distancia más que prudente, la semana pasada videe “Los Crímenes de Oxford” (LCO) y me quedé pajarito.
¿Álex, qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho? ¿Dónde está aquel tipo que convenció al puto maricón para que le produjese su primer largo? Largo que, para mayor muestra de vascuences atributos, estaba protagonizado por tullidos intergalácticos.
Probablemente LCO es la peor película que he visto en los últimos cinco años. Y les aseguro que escribo esto con semblante sombrío y corazón sufriente. Yo era incondicional del gordo, hasta en sus momentos más bajos nos dejaba perlitas. Pero esta vez no, esta vez ha sido el Vacío.
Cuando se estrenó LCO las críticas no fueron buenas, pero tampoco demoledoras. Esta tibiez de la crítica impresa me olía a chamusquina, algo no cuadraba. Nadie quería mojarse. Una vez visto el engendro, puedo decir que el gordo ha aprovechado bien estos años: los críticos comen de su mano.
Si LCO hubiese sido firmada por, qué sé yo, Ron Howard, le hubiesen llovido los palos por todos los ángulos. Desconozco la incidencia que tienen los criticastros en la taquilla, pero me da en la tocha que si se trata de películas españolas, algo influyen (aunque seguramente no mucho). Así las cosas, creo que el gordo ha sabido encontrar su (gran) hueco en la pseudoindustria cinematográfica patria.

En fin: Los Crímenes de Oxford es un PUTO DESASTRE. No tiene ni principio, ni nudo, ni desenlace. Es trágicamente mala, una sucesión de imágenes con menos sentido que el zapping de un epiléptico borracho. No sé. He sentido pena.

Pero seamos optimistas, confiemos en que el gordo volverá a regalarnos alguna perlita, confiemos en que sepa escupirle a la industria, confiemos en que adelgace y levante su paquidérmico trasero y se ponga a rodar una película como solía hacer. ¡Álex, vuelve a nos!







Por cierto: no, ni siquiera la watling en delantal arregla el desaguisado.

miércoles, 4 de junio de 2008

El Colectivo Chino

Los chinos tienen algo de espectros. O al menos los chinos que viven en mi ciudad. Están pero no están. Llegan a mi urbe occidental y montan, no sé, un restaurante, o una tienda multiproducto, o se traspasan un bar de tapas (Bar Toribio) o dan masajes en la playa (si la hubiere); vestidos con sus pálidos ropajes de mayorista falsificador. Cosas normales de la época global, aparentemente. Pero yo no me lo trago: es como si siempre estuviesen tramando algo. Algo Gordo.
Para mí que son mitad humanos mitad delirios. Me resulta bastante difícil definirlos. Diría que son algo así como sombras de un indudable futuro incierto, seres físicamente independientes y psíquicamente encadenados: una suerte de mente colectiva, como la de las hormigas o las abejas. Ellos conforman lo que he bautizado como El Colectivo Chino: un ente pluricorporal, un enjambre de millones de cuerpos sometidos a una Voluntad Única, Singular.
Por ejemplo: los restoranes de El Colectivo Chino, con su fachada de motivos plástico-folclóricos y sus ventanas opacas, velando por mantener en secreto lo-que-se-cuece-en-el- interior, levantan mis suspicacias y me intimidan bastante. Tengo conocimiento de los mitos y leyendas acerca de su insalubridad. Se dice que utilizan carne de gato, o de perro o de rata. Yo lo dudo. Mis desconfianza se fundamenta en otras cosas: estoy convencido de que son una tapadera, una colección de pisos francos para urdir la Gran Conspiración para la Dominación.

El canguelo que me infundían era para mi imposible de superar hasta aquel día.

Ocurrió que el mentado día me levanté con el ánimo resuelto y un fuerte antojo de resolución de enigmas y desenmascaramiento de conspiraciones. Esta insólita coyuntura, pues no soy yo en absoluto temerario, me empujó a entrar a uno de tales restoranes, ajeno a mis más atenazadores pánicos. Créanme que para mi fue como atravesar un portal interdimensional, colarse por una brecha del continuo espacio/tiempo o, más concretamente, irse a comer al Limbo.
Los dragones, budas, y dorados ornamentos salpicaban el interior del local, con todas las mesas vacías. Al fondo del restorán vislumbré una barra desde donde tres figuras delgadas me miraban con una expresión de absoluta neutralidad. Mi razón me ordenaba dar media vuelta y marchar de allí o, más disimuladamente, preguntar si tenían tabaco y marchar de allí. Pero no hice ni lo uno ni lo otro y me senté en una de las mesas más cercanas a la barra.
En menos de lo que se tarda en decir “Áspid”, una de las tres siniestras siluetas estaba junto a mi. “¿Comel? ¿Sí?”, preguntóme. “Comer, sí”, contesté. Y me entregó la fotocopia plastificada que hacía las veces de Carta; lo cual no hizo más que acrecentar mi recelo y mis escrúpulos.
Una miríada de absurdas frases daban nombre a los diferentes platos del restorán: sopa de nido de golondrina en su esencia, familia feliz, bolas de soja roja de la suerte, águila china con salsa de ostras enanas, sepia agripicante con furia del dragón, cerdete Char-sui con aceite de ajonjolí, huevo centenario con porotos negros salados, etc.
Ante lo absurdo de la situación y no queriendo yo desairar a mis espectrales mesoneros, opté por no mostrar mis dudas acerca de tal o cual plato y con impostada resolución escogí los denominados “sopa de nido de glondrina, la familia feliz, el huevo centenario con porotos negros y media ración de águila china”, pues me habían informado de que El Colectivo Chino era ridículamente cicatero en el tamaño de sus pitanzas.

Mientras el menú por mi confeccionado iba sucediéndose en mi mesa –he de reconocer que a pesar de ciertas texturas repulsivas todo sabía bastante bien- el afanoso mesonero que me servía desaparecía entre plato y plato, atravesando una portezuela situada tras la barra y por la que –deduje- se llegaba a los fogones donde, probablemente, los otros dos se dedicaban a guisar para yo poder yantar.
En llegando al final del pantagruélico festín (mintióme quién me contó lo de la frugalidad de los platos chinos), el mesero se metió dentro de la cocina para hacerse con mi último plato: Águila china con salsa de ostras enanas. Acto seguido, a través de la portezuela que se dejó entreabierta, empezaron a surgir raros vapores de colores, inidentificables miasmas y ruidos de toda índole (chirridos, chillidos, gruñidos, berreos, rechinares, etc.), que me hicieron despertar de un lisérgico e involuntario letargo: ¡¡Yo estaba allí, no para degustar la gastronomía del Colectivo, sino para confirmar mis sospechas!! A buen seguro que la comida que habían estado sirviéndome estaba condimentada con especias hipnóticas y adormecedoras.

De nuevo pertrechado con la seguridad que me daba la conspiranoia, y viendo que el camarero todavía seguía dentro de ese infiernillo llamado cocina, me acerqué sigilosamente cual travelling de película de suspense hacía el quicio de la portezuela. Una vez enfrentado a ella, la empujé levemente y con un ÑIEEEEC acallado por los ruidos de la cocina logré asomar mi curioso hocico para ver lo que nadie de mis conocidos había visto jamás: La cocina de un restorán chino.
Al principio una espesa niebla me cegó, pero poco a poco la ofuscación se fue disipando y lo vi. Con mis propios ojos. LO VI. El corazón se me congeló por un instante, como gaseado con nitrógeno líquido, un torrente de sangre fue directo a mi recto y por poco defeco allí mismo. Lo que estaba viendo era, era...

En ese momento uno de los cuerpos del Colectivo se giró y clavó su rasgada mirada -tez torva portaba, créanme- en mi. El espanto que sentí me paralizó por un eterno instante que duró relativos eones. La sangre, entonces, abandonó mis venas y capilares intestinales y de nuevo se repartió por el resto de mi cuerpo: recuperé el control de mi maquinaria y, como vulgarmente se dice, puse pies en polvorosa.

Lo confirmé, señores. Fui testigo.

...6 años después

He aprendido chino mandarín y chino cantonés. Por fin ha llegado el momento, hoy es el día. Yo estoy preparado.





Texto escrito hace varios meses, pero editado y dedicado al Gran Don Bubón, del cual he robado expresiones e idiosincrasias.

Como diría Tarantino: es un Sentido Homenaje.